lunes, 21 de junio de 2010

Singularidades de Glenn Gould


Era un video en blanco y negro que, a pesar de faltarle el recurso de los colores, mostraba perfectamente la figura de un hombre encorvado, sentado en una peculiar silla, tocando el piano, tarareando y bailando cada nota como si en su cuerpo se formaran las melodías y sus movimientos las liberaran.

Al terminar el video, su nombre apareció y lentamente se disolvió en el fondo.

Glenn Gould, un extraño pero inolvidable pianista canadiense nacido en los años 30, no deja a nadie indiferente.

La mayor influencia que permitió el desarrollo de su talento fue su familia, de madre pianista, padre violinista y pariente lejano del mismísimo Grieg, Gould desde pequeño mostró su potencial. A los 6 años dio su primer concierto y a los 10 entró al Royal Conservatory of music como discípulo del compositor chileno Alberto Guerrero.

Pero hay un aspecto en la vida del pianista que lo convierte en el hombre introvertido y solitario que se ve en los videos en blanco y negro.

Glenn Gould fue afectado por el síndrome de Asperger, un trastorno de la personalidad parecido al autismo, pero más leve, cuyo principal síntoma es el interés obsesivo sobre un determinado tema.

Su psiquiatra Peter Ostwald identificó en él, muchos elementos de su personalidad que calzaban con los síntomas de ésta enfermedad, como su alto interés por la música, la obsesión por su silla, sus repetitivos movimientos, su dificultad para establecer relaciones sociales y su torpeza al realizar actividades físicas.

Gould se caracterizó por su silla. Él decía que nunca lograban ofrecerle una silla que le diera comodidad, por esto utilizaba una que confeccionó su padre. Ésta silla carece de asiento propiamente tal, y era tan baja que su cabeza quedaba a pocos centímetros del teclado. Pero esa postura lo hacía sentir cómodo.

Otra característica que pocos conocen de Glenn Gould , es su presencia en la radio. Generalmente, se invitaba a sí mismo bajo la personalidad de diferentes personajes.

En una de sus entrevistas, Gloud se vio expuesto a una fuerte tensión y acoso por parte del entrevistador, por lo que decidió suspender el interrogatorio, siendo el entrevistador nadie más que él mismo.

El músico murió a los 50 años, tal como lo había predicho, y sus homenajes van desde novelas como “The loser” de Thomas Bernhard, documentales como “Las variaciones de Gould” de Manuel Huerga, y películas como “Thirty two short films about Glenn Gould” de Fancois Grinard y Don McKeller.

Y es así como dentro de la soledad vivió un hombre frágil, lleno de miedos y sentimientos que no sabía expresar de otra forma que desde su piano. El movimiento de sus manos, sus piernas cruzadas, una silla pequeñísima, el permanente tarareo de cada nota y la curvatura de su espalda formaban a este músico. Ahora sólo podemos verlo por videos, pero aún se puede sentir la complicidad que tenía con la música, con su piano, con su silla y con él mismo.


By: Catalina Aguilar


Redacción: Catalina Aguilar
Dibujo: Bonnie Yaque

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